16 feb 2011

EDICIÓN ESPECIAL

UN DIA COMO HOY NACÍA
DON ÁNGEL GREGORIO VILLOLDO

Este es nuestro homenaje
Músico y poeta. Nació el 16 de febrero de 1861 y
fallecía el 14 de octubre de 1919. Fue registrado
su natalicio como Ángel Gregorio Villoldo Arroyo y
se lo conocía además con los seudónimos de
Fray Pimiento, Gregorio Giménez, Angel Arroyo y
Mario Reguero. Ostenta el título de "El Padre del tango",
un aditamento que a primera vista parece
un poco exagerado, porque fueron muchas las
circunstancias que originaron nuestra música,
pero debemos reconocer que la gravitación
de Villoldo fue tan importante en sus inicios
y desarrollo que lo hizo merecedor del apelativo.
Don Ángel Gregorio Villoldo fue en un principio el gran transformador de los tanguillos españoles, los cuplés y las habaneras, convirtiendo esas músicas en un son del Río de la Plata. Y de que forma brillante lo hizo, porque aún hoy escuchamos sus composiciones y comprobamos que...
Villoldo fue un artista natural que no esquivó ninguna actividad que le permitiera ganar dinero para vivir. Fue tipógrafo, payaso de circo y cumplió cualquier otro menester que le requirieran.

También fue cuarteador en los barrios alejados del centro de la ciudad. Personaje de a caballo que esperaba al pie de las barrancas la llegada de un carro grande o de un tranvía para ayudarlo a subir la cuesta o salir del barro. Esto significaba enganchar el vehículo con una soga amarrada a su caballo y colaborar en el esfuerzo.

Hombre de pluma fácil, escribió versos para comparsas carnavalescas y numerosos poemas y prosas para famosas revistas de la época: Caras y caretas, Fray Mocho, P. B.T. y otras muchas.

En toda su obra está presente la picardía, el hecho jocoso o divertido y sus diálogos estaban pensados en boca del hombre común, siempre referidos a situaciones reales del inquilinato o del barrio y muchas veces a cuestiones amorosas que retrataban la forma de hablar y comportarse del estrato social bajo de nuestra sociedad. Pero por otra parte no eludía los versos de protesta...

Y ya que hablamos de cuestiones amorosas, según se cuenta don Villoldo ha sido un verdadero "picaflor". Un hombre de pasiones efímeras que ha dejado numerosa descendencia. Descendencia que, aparentemente, jamás dejó de ser reconocida por él a la hora de los papeles. Ese, probablemente, es el mayor inconveniente en trazar a su alrededor un certero árbol genealógico, ya que más de árbol, parecería ser que ha dejado un bosque...

Volviendo a su talentosa personalidad, digamos que su chispa, su fácil verba, le sirvió para entreverarse con payadores y para brindar actuaciones poco académicas y algunas veces decididamente procaces.

Siempre acompañado de su guitarra, con armónica adosada, supo contar historias cantando, que enfervorizaban a la concurrencia de los cafetines y tugurios.

Para ganarse la vida hizo grabaciones particulares recitando versos del peor gusto.

En 1889 publicó una recopilación de cantos criollos, versos que le pertenecían y que eran para cantar con guitarra.

En 1916 publica otras canciones de hondo contenido patrio. Entre ellas, la titulada Cantos populares argentinos en conmemoración al centenario de la declaración de la Independencia.

Fue autor de un método moderno para aprender guitarra por cifra, denominado Método América por ser editado por la Antigua Casa América en 1917.

Junto con Alfredo Gobbi (uno de cuyos descendientes nos honra en la ciudad) y su esposa, la chilena Flora Rodríguez –padres del director y violinista Alfredo Gobbi- marchó a Francia para realizar registros fonográficos contratados por Gath & Chaves, una de las, por entonces, grandes tiendas argentinas. Esto provocó un gran impulso a nuestra música en Europa y muchos de esos discos también se distribuyeron en Buenos Aires.

Pero su sitio de preeminencia Villoldo lo ocupa como compositor. Sirva como ejemplo de su obra los tangos El Porteñito, El esquinazo, La budinera, Soy tremendo y Cantar eterno, este último grabado a mediados de 1917 por el dúo Gardel - Razzano.

Casi todos los temas compuestos por don Ángel Villoldo tuvieron gran aceptación en las orquestas locales que los incluyeron en su repertorio.

Pero el más importante fue sin duda El choclo, por su melodía y su cadencia, que seguramente sería el tango emblemático de no haber existido La cumparsita. A tal punto que una anécdota lo corrobora con exactitud.


Durante la primera guerra mundial, el periodista argentino Tito Livio Foppa se encontraba en el frente alemán y en un ágape oficial un músico tocó el piano para agasajarlo e intentó ejecutar el himno nacional, pero en realidad tocó El choclo que lo había confundido con nuestra música patria.

Otro tango fundamental es La morocha, de letra sencilla y hecha de apuro para su compositor Enrique Saborido, que en 1906 tuvo la fortuna de embarcar sus partituras en la Fragata Sarmiento, buque de instrucción de los cadetes de la armada, y es considerado el primer tango que se difundió en Europa.

Este singular músico y poeta nos dejó una obra muy extensa entre las cuales se destacan El torito, Cuidado con los cincuenta, Una fija, Yunta brava, El cachorrito, Pineral, El pimpollo, Trigo limpio, La bicicleta, etcétera.

Otra de sus obras, la milonga Matufias (o El arte de vivir), es un valioso aporte al conocimiento de nuestra historia a partir de una descripción costumbrista impecable, que sintetiza el valor artístico de este singular creador, que seguramente ha dejado una nítida impronta en su sobrina bisnieta que tenemos entre nosotros.

Valioso aporte de
Oscar Cacho Gauna

¡¡¡GRACIAS A TODOS
LOS AMIGOS QUE DESDE
2010 HAN VENIDO
APOYANDO LA CAMPAÑA
DE LUCHA CONTRA EL CÁNCER!!!

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